MÉTODO SEIS SIGMA.
¿Qué es Seis Sigma?
Seis Sigma, es un enfoque revolucionario de gestión que mide y mejora la
Calidad, ha llegado a ser un método de referencia para, al mismo tiempo,
satisfacer las necesidades de los clientes y lograrlo con niveles próximos a la
perfección. Pero ¿qué es exactamente Seis Sigma?
Dicho en pocas palabras, es un método, basado en datos, para llevar la Calidad
hasta niveles próximos a la perfección, diferente de otros enfoques ya que
también corrige los problemas antes de que se presenten. Más específicamente se
trata de un esfuerzo disciplinado para examinar los procesos repetitivos de las
empresas.
Literalmente cualquier compañía puede beneficiarse del proceso Seis Sigma.
Diseño, comunicación, formación, producción, administración, pérdidas, etc.
Todo entra dentro del campo de Seis Sigma. Pero el camino no es fácil. Las
posibilidades de mejora y de ahorro de costes son enormes, pero el proceso Seis
Sigma requiere el compromiso de tiempo, talento, dedicación, persistencia y,
por supuesto, inversión económica.
Un típico coste de no
Calidad -errores, defectos y pérdidas en los procesos- puede suponer el 20 ó 30
por 100 de las ventas. El campo es amplio, incluso sin llegar al nivel Seis
Sigma (3,4 errores o defectos por millón de oportunidades), las posibilidades
de mejorar significativamente los resultados son ilimitadas. Solamente será
necesario que la organización ponga a disposición sus capacidades y proceda de
manera consistente con sus recursos.
El método:
El método Seis
Sigma, conocido como DMAMC, consiste en la aplicación, proyecto a proyecto, de
un proceso estructurado en cinco fases.
En la fase de
definición se identifican los posibles proyectos Seis Sigma, que deben ser
evaluados por la dirección para evitar la infrautilización de recursos. Una vez
seleccionado el proyecto se prepara su misión y se selecciona el equipo más
adecuado para el proyecto, asignándole la prioridad necesaria.
La fase de medición
consiste en la caracterización del proceso identificando los requisitos clave
de los clientes, las características clave del producto (o variables del
resultado) y los parámetros (variables de entrada) que afectan al
funcionamiento del proceso y a las características o variables
clave. A partir de
esta caracterización se define el sistema de medida y se mide la capacidad del
proceso.
En la tercera fase,
análisis, el equipo analiza los datos de resultados actuales e históricos. Se
desarrollan y comprueban hipótesis sobre posibles relaciones causa-efecto
utilizando las herramientas estadísticas pertinentes. De esta forma el equipo
confirma los determinantes del proceso, es decir las variables clave de entrada
o "pocos vitales" que afectan a las variables de respuesta del
proceso.
En la fase de
mejora el equipo trata de determinar la relación causa-efecto (relación
matemática entre las variables de entrada y la variable de respuesta que interese)
para predecir, mejorar y optimizar el funcionamiento del proceso. Por último se
determina el rango operacional de los parámetros o variables de entrada del
proceso.
La última fase,
control, consiste en diseñar y documentar los controles necesarios para
asegurar que lo conseguido mediante el proyecto Seis Sigma se mantenga una vez
que se hayan implantado los cambios. Cuando se han logrado los objetivos y la
misión se dé por finalizada, el equipo informa a la dirección y se disuelve.
Las herramientas:
En los proyectos
Seis Sigma se utilizan dos tipos de herramientas. Unas, de tipo general como
las 7 herramientas de Calidad, se emplean para la recogida y tratamiento de
datos; las otras, específicas de estos proyectos, son herramientas
estadísticas, entre las que cabe citar los estudios de capacidad del proceso,
análisis ANOVA, contraste de hipótesis, diseño de experimentos y, también,
algunas utilizadas en el diseño de productos o servicios, como el QFD y AMFE.
Estas herramientas
estadísticas que hace unos años estaban solamente al alcance de especialistas,
son hoy accesibles a personas sin grandes conocimientos de estadística. La
disponibilidad de aplicaciones informáticas sencillas y rápidas, tanto para el
procesamiento de datos como para los cálculos necesarios para su análisis y
explotación, permiten utilizarlas con facilidad y soltura, concentrando los
esfuerzos de las personas en la interpretación de los resultados, no en la
realización de los complejos cálculos que antes eran necesarios.
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